Idas y venidas de una medusa presumida

 Podeis imaginaros de que va esta entrada, es uno de mis cuentos sin pies ni cabeza, largos como una clase de valenciano y con un final que te deja con ganas de romper el ordenador si no fuera porque dependes de él para sobrevivir.

Dentro relato:

Había una vez una medusa llamada Rita, sin embargo... ella no era feliz. Sus hermanas medusas se dedicaban a flotar sin pensar en el porqué de su existencia pero ella era más profunda, tan profunda era que se cayó en una gruta y dio la casualidad de que en esa gruta acababa de naufragar un barco.
Todos los marineros habían muerto ahogados pero había uno que todavía estaba vivo.
Rita flotó agitando sus tentáculos hacía el chico que se retorcía intentando alcanzar la superficie del agua pero estaba demasiado profundo y parecía que el aire se le acabaría antes de llegar, pero la valiente medusa lo sujetó de la camiseta y estiró de él para poder salvarle la vida. Finalmente llegaron y ella lo dejó tirado en la arena y se metió corriendo al agua porque es una medusa y claro, las medusas no pueden respirar fuera del agua. Cuando volvió, había un banco de peces que habían visto lo ocurrido.
Uno de ellos le preguntó:
- ¿Por qué lo has hecho? Son humanos, ellos se dedican a cazarnos indiscriminadamente y a destrozar los corales
Pero la medusa lo miró fijamente con esos ojos que no tenía y le contestó
- Porque me he enamorado
Los peces más viejos se quedaron boquiabiertos al escuchar estas palabras, los más jóvenes se escandalizaron y huyeron de aquella extraña criatura que se había vuelto loca, otros sin embargo se limitaron a abrir mucho los ojos y exclamar:
-¡PERCEBES! ¡UNA MEDUSA QUE HABLA!
Rita no les hizo caso y decidió ir a buscar a la concha maligna, que aunque era una chunga de mucho cuidado era la única que podría ayudarla. Sin embargo, para llegar allí tendría que atravesar la Sima de los Cangrejos en la cual se escondían extrañas criaturas legendarias nunca vistas en televisión.
La pequeña medusa flotó y flotó varios días (o noches, a esa profundidad es difícil saberlo) sin mayor percance que pagar una cantidad exorbitante en el peaje.
Y cuando apenas le faltaban unos metros para coger la corriente submarina que la llevaría directamente hasta la concha aparecieron dos tortugas gigantes, y todo el mundo sabe que el plato favorito de las tortugas gigantes son las medusas.
Rita se estremeció (¿las medusas pueden hacer eso?) y trató de esconderse o de aparentar ser una bolsa de plástico pero era demasiado tarde, una de las tortugas ya le había echado el ojo
-Ey! mira que tenemos aquí!
-ooh, pero si es una sabrosa y pequeña medusa solitaria, ¿que haces por aquí guapa?
Rita los ignoró y continuó flotando, unos metros más y estaría a salvo...
- Pequeña, ¿nos estás ignorando?
Las dos tortugas se abalanzaron y antes de que ella tuviera tiempo de preparar sus mortíferos tentáculos para una descarga, una de las tortugas la había apresado
-Suéltame bicho asqueroso!!- gritó mientras forcejeaba entre las fauces del animal
- ¿Qué podríamos hacer primero? ¿Arrancarle los tentáculos? ¿Comernos la cabeza?
- ¡Nooo! ¡por favor soltadme, soy una medusa adolescente y mis hormonas no os sentarán nada bien!
Las tortugas rieron escandalosamente, y antes de que Rita pudiera hacer nada para defenderse, una de ellas se abalanzó con la boca abierta dispuesta a darle el mordisco letal
Rita aguantó la respiración sabiendo que su final estaba cerca...
... pero el momento no llegó
Un cuerpo colosal había arrastrado a la tortuga hacía el fondo de la sima. La tortuga que la mantenía presa la soltó para acudir en ayuda de su compañera y Rita se vio libre.
Miró hacía arriba para ver quien había soltado el ancla que había dado en la cabeza de la tortuga, liberándola así. Y lo vio...era él.
El chico que salvó hacía unos días lideraba el barco y había sido él quien había soltado el ancla y matado a la tortuga psicópata sin querer. Sin embargo, el no la vio, pero la medusa siguió su camino hacía la ruta para que la concha pudiera cumplir su deseo con renovadas fuerzas.
Finalmente llegó a su destino, una gruta oculta entre las rocas de la sima, oscura como la boca de un calamar y tenebrosa a más no poder. Pero rita no se asustó, y entró decidida a formular su petición.
La Concha Maligna era un ser ancestral que a su perla se le atribuían poderes místicos y sobrenaturales. Sin embargo, siempre pedía algo a cambio de las peticiones y esta vez no fue menos
Rita expuso su situación a la concha y le pidió que, por favor por favor por favor, le permitiera ser una humana durante 24 horas.
La concha aceptó, pero con la condición de que, una vez en la tierra, le trajera un autógrafo de Joe Jonas.
La medusa aceptó, y la perla de la concha comenzó a brillar: unos segundos más tarde, la magia estaba hecha y Rita se había convertido en una chica espectacular.
Rita convertida en humana nadó hasta la superficie. Cuando su melena emergió del agua, el chico del barco se fijó en ella y la invitó a subir a bordo
Rita estaba tan emocionada que apenas podía hablar
El le contaba cosas pero la ex-medusa, extasiada con tanta belleza no tenía capacidad de escucharlo
Rita cumplió el encargo que le mandó la concha después de pelearse con una horda de fans y pronto se dio cuenta de que su estancia en la tierra se terminaba. Pasó las mejores horas de su vida junto a aquel chico y cuando le llegó la hora de partir, pensó que lo mejor sería contarle la verdad. Que estaba enamorada
Así que juntos caminaron por la orilla de la playa y llegaron hasta un acantilado
Rita le miró fijamente y le dijo:
-Tú no te acuerdas de mí, pero te salvé la vida y por primera vez en mi vida me enamoré
El chico la miró emocionado y le contestó:
- Yo también me he enamorado de ti
Se acercó para besarla pero ella lo miró contrariada
- ¿Enamorarme de ti?
El chico se quedó estupefacto, pero ella le contestó rápidamente
- Yo no me enamoré de ti, me enamoré de tus pantalones pero sabía que mientras fuera una medusa no podría llevarlos, así que atravesé la Sima más peligrosa del océano para convertirme en humana y poder preguntarte donde los compraste!
En ese momento, el reloj dio la hora en punto y Rita saltó por el acantilado feliz por haber podido llevar pantalones durante unas horas.
Al tocar el agua volvió a convertirse en medusa, pero ya no volvió a ser la misma que era antes
Había conocido los Levis, y eso era suficiente para que su monótona vida de celentéreo se viera alterada para poder morir unos días después con una sonrisa en la boca que no tenía.
Después de aquel día el marinero tuvo una grave falta de autoestima y le cogió fobia a los pantalones. Desde entonces va siempre con falda.

Fin.