(La siguiente entrada es pura ficción, cualquier parecido con la realidad es mera coincidencia)
Hay cosas en la vida que a pesar de ser muy simples nos dan ánimos para seguir otra hora más en la cola o aguantar sin cambiar de canal frente a la caja tonta confiando en el que ese será el último anuncio (ilusos...)
Esta reflexión al más puro estilo galleta de la suerte de ca' la Chen va vinculado a esto:
Bastión Eneriano, Martes 15 de Junio de 2010 7:15 a.m
Ene entra en los aposentos culinarios de su gran mansión y abre el congelador, ante su mirada aparece:
Una suculenta tarrina de helado de Tutti Frutti. Estupendo, pensaba Ene (incauta) Cuando vuelva del instituto me voy a echar media tarrina en un bol y mmm bien pensado podría ponerle un barquillo...
Y así Ene fue al instituto y pasó allí todo el día, con dos exámenes, cuatro emos muertos y ocho canis heridos de gravedad, sangre en mi ropa, no importa, al volver tendré helado. A las 15:10 vuelve a casa, come y... ¡sorpresa! PequeñoEneHermano necesita que lo escolten al colegio, luego visita a EneAbuela y demás Enecosas que retrasan su llegada a casa pero feliz pensando que al llegar a casa me espera el helado. Finalmente, a las 20:34 cojo el barquillo, el chocolate y...
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... las lentejas congeladas.
Mamá, te voy a regalar tuppers transparentes, que esta manera de destrozar ilusiones no la superan ni las piscinas tamaño real.
...
ResponderEliminarme han entrado ganas de helado
es en esos momentos cuando piensas que la vida sería mejor sin lentejas. como las odio D:
dejarías de salibar al instante, vamos, un verdadero cortazo de rollo glandular. mejor transparente sí, sin sorpresas.
ResponderEliminarA mi me pasó lo mismo. Había una tarrina de helado de chocolate, yo superfeliz porque pensaba que mi madre se había acordado de mi en el super, y... ¡zasca! cocido (rancio, además). Me faltó ponerme a llorar.
ResponderEliminarMi madre hace lo mismo con las croquetas.
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